martes, 29 de marzo de 2011

Quien mucho habla...

Mucho yerra, dice el refrán. Y, como todos los dichos y decires de nuestra, cada día más carcomida lengua, solo podemos exclamar ¡Cuánta razón!.

Este tema viene a colación de una serie de hechos que dan cuenta de lo irracional que es la razón humana o, en algunos casos, la razón de primates que se perdieron en el proceso evolutivo, ¿quien sabe? Quizás hayamos encontrado sin saberlo el eslabón perdido. Por algo se dice que el sentido común es el menos común de los sentidos...

Para los que no lo sepan aún, se pretende que todos los alumnos de las titulaciones ahora comprendidas en la nueva "Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud" ( que incluye a Medicina, Enfermería, Fisioterapia y Odontología) sean trasladados a las instalaciones del nuevo hospital que ha sido inaugurado en Oviedo (sí, sin que un paciente lo haya pisado tan siquiera ya se ha inaugurado...varias veces!...No pregunten. Mejor olvidarlo y no llorar).


 Pues bien, el tema a tratar hoy se deriva de los hechos arriba mencionados y, como todo, tiene sujeto y predicado. Desarrollemos ésto sintácticamente:

Sujeto: El gerente del HUCA, Mario Gónzalez, quien otorga una entrevista al periódico La Voz de Asturias.

Predicado: Ante la pregunta: "Los alumnos de los grados de Ciencias de la Salud protestan. ¿El área de docencia nace pequeña?" el susodicho contesta sin despeinarse "en la nueva área de docencia dentro del hospital, va a haber seis aulas, zona de biblioteca y once seminarios a disposición de la Universidad de Oviedo [...] Además hay una disponibilidad de horario de 8 de la mañana a 9 de la noche. En ese periodo de tiempo la Universidad puede utilizar las instalaciones de la manera más adecuada. No quiero hacer demagogia, pero el número de horas de aulas disponibles en el nuevo hospital es muy superior al número de horas necesarias para las enseñanzas clínicas de Medicina, Enfermería y Fisioterapia. [...] Sería un sinsentido dar todas las clases a la misma hora. Si se hace así, es evidente que el espacio es insuficiente. Si se hace de forma organizada, sobran locales para dar docencia en el hospital. Pero esto es un concepto diferente al planteamiento de los alumnos. Ellos hablan de un edificio aparte y nosotros de las instalaciones de dentro"

Habrán observado, mis incrédulos lectores, que no hablo sin conocimiento de causa. Como estudiante de una de éstas titulaciones no puedo quedar impune ante tales agresiones verbales y, sin animo de hacer demagogia ni usar ardides ni otras trampas de carácter oratorio, voy a poner mi corazón en el teclado y objetivar lo que éste hombre ha querido defender.

En primer lugar, defiende la posibilidad de establecer un horario de 8 a 9 de la noche. Tengamos en cuenta la localización actual del Campus del Cristo. ¿Se situan? Localizemos ahora el nuevo hospital...No. No. Más abajo...más abajo. ¡Premio! ¿Como se pretende que, sin ir más lejos, alumnos que tengan que realizar optativas se desplazen desde el Cristo hasta el nuevo centro? De momento, hemos de usar la "dedomovilidad" o, lo que es lo mismo, levantar el dedo gordo y esperar a que un alma caritativa nos ceda un huequecito en su vehículo. Autobus? Eso no existe. Se ve que no entró en el presupuesto del hospital (que, por cierto, ya va en camino de ser doblado con respecto al pactado en primera instancia). La respuesta de este hombre sería que si nos organizamos y tenemos en cuenta los tiempos de viaje, realizamos malabares con las horas de optativas y el resto de las titulaciones obtendremos un horario que se ajustará perfectamente a las necesidades del estudiante. Es decir, que nos chupamos desde las 9 de la mañana hasta las 19 de la tarde de un lado para otro.Y luego nos preguntan que porque los estudiantes estamos tan perdidos...Si lo que está perdido es la educación superior, con gente así.

Nuestro planteamiento, lejos de distar del suyo, se parece bastante. Lo que a nosotros nos interesa es tener un lugar donde poder crecer como personas, en conocimientos, en saber teórico y práctico para que, el día de mañana, podamos ejercer nuestra profesión como se nos exige. Deseamos que llegue el día en que acabemos nuestros estudios y podamos tratar a gente como vosotros, que aunque calumnies y pongais en boca nuestra palabras que jamás pronunciamos, os consideramos personas. Personas que son potenciales pacientes. Solo esperamos que entendais que, de vuestras decisiones, dependerá la salud de las generaciones venideras. La salud de vuestros hijos, nietos, hermanos, sobrinos...Paraos a pensar si lo que perseguis es lo mismo que lo que perseguimos nosotros. Ya dijo Aristoteles que el verdadero fin del ser humano es el bien. Y nuestro fin, como profesionales sanitarios, es lograr el bienestar.

No quiero despedirme sin antes recordar que pagamos por nuestros estudios...cuantías más que razonables, por cierto. Solo se os exige un mínimo. Que otorgeis una educación del mismo nivel.

Y esto es todo. Nada más y nada menos contado por un hombre que no dejará de ser incrédulo.